Atardece en Ibiza


En un instante los tambores resonantes alcanzan su máximo apogeo. Coincidiendo con el ocaso inminente, el bullicio ensordecedor se hace silencio de golpe. La quietud, ahora, inunda con su presencia el final del rito.
Una llama cruza de punta a punta toda la playa y a su paso ilumina antorchas de aceite y caña.
El mar comienza la estrofa y la timba le sigue al compás.
Bienvenidos una noche más a las playas de Benirass.

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